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¡1ª EDICIÓN EN TAPA BLANDA!
Si hay dos personas importantes en la existencia de Maggie Chascarrillo, ésas son Hopey y Ray. La primera, su amiga del alma, está haciendo ahora esfuerzos por integrarse en su nuevo trabajo como auxiliar de maestra. El segundo, su ex de toda la vida, no se la quita de la cabeza mientras da tumbos al son de Viv, voluble aspirante a actriz que lo trae por el camino de la amargura. La verdad es que en La educación de Hopey Glass todos andan algo despistados. Entre otras cosas porque han empezado a echar la vista atrás.
El autor de Locas y Chapuzas de amor firma otra obra maestra donde la ficción se hace indistinguible de la vida misma.
Jaime Hernandez nació en 1959 en Oxnard, California, donde creció en compañía de su hermana y sus cuatro hermanos, en el seno de una familia de inmigrantes mexicanos. El interés por los cómics le fue transmitido por la afición lectora de su madre, que le descubrió la obra de autores hoy clásicos como Jack Kirby o Steve Ditko y las tiras de prensa Archie y Peanuts. La revista Mad le abrió los ojos a lo satírico, pero la verdadera revolución interna le llegó cuando uno de sus hermanos trajo a casa un ejemplar de Zap Comix, la mítica revista de Robert Crumb. A esa atracción por el cómic underground se sumaría la eclosión en Los Ángeles, a finales de los años setenta, de una escena punk rock que iba a impregnar los guiones y los dibujos de Jaime de ideales anárquicos y referencias populares, todo ello incorporado a un microcosmos de personajes realistas y definidos más allá de cualquier cliché. En 1981, junto a sus hermanos Beto y Mario, fundó la revista Love & Rockets, un soporte amateur en el que publicar sus historietas que treinta años más tarde sigue en activo, considerado uno de los títulos más importantes del cómic post underground de las últimas cuatro décadas y cosechando multitud de premios en todo el mundo.